Roberto, un titiritero de La Habana, tiene un sueño: espera que un agente teatrál, al que conoció hace años, lo invite a el y a sus marionetas a Oslo.El sueño se vuelve una idea fija, y los integrantes de su familia temen por su estado emocional y psíquico.
Lo que ellos no saben, es que él mantiene ocultas en un galpón, otra serie de marionetas. Él había fabricado algunas de ellas con el cabello y la sangre de su mujer Olga ya fallecida. Roberto inventa con estas marionetas con toda su capacidad artistica extrañas escenas, que solo actúa para sí mismo y en lo oculto. Pues él tiene miedo de que la brujería que usó en ese tiempo pudiera volverse en contra suyo y de sus marionetas en cuanto dejaran el galpón, con el que tienen una relación misteriosa.
La situación económica de Roberto ha empeorado notablemente, desde que Toni, el director del teatro, lo despidió por que, estando alcoholizado robó dinero de la caja. Aunque Roberto se agarra al Bicitaxi de de Toni en una calle del pleno centro de La Habana, éste no se deja convencer. Roberto debe ser mantenido por su mujer Maria, una ex bailarina, que antes había sido famosa en Cuba y que ahora trabaja como asistente de vestuario en un cabaret.
Maria conoce en la calle a Gehardt, un turista alemán. Pero este la deja plantado en un bar por Yamila su linda vecina. Roberto no se entera de nada pero tiene pesadillas en las que un cuchillo en una montaña rusa le corta el cuello a Olga. Frente a Maria él despliega un mapa y le lee los nombres de todas las ciudades noruegas para probarle que su sueño por Noruega no es un delirio.
Cuando Roberto se da cuenta que todos los emails al noruego, que hacia mandar por dinero a un portero de hotel nunca fueron enviados, vende, desilusionado, sus marionetas ‚oficiales‘ a un anticuario. Maria intenta recuperarlas pero le dice que se las dio justamente a Gerhard, el que Maria mientras ha seducido.
Maria va en búsqueda de Gerhard el que entretanto vive con Yamila. Maria logra revisar el lugar y se da cuenta que las marionetas no están allí. Maria deja el cuarto de Gerhard creyendo que el ha escondido las marionetas en otra parte. Maria observa a Gerhard desde un Chevrolet del 51 de un vecino, con la esperanza que la lleve a las marionetas. Sin querer, en la oscuridad, atropella a Gerhard con el viejo coche y Yamila reconoce a Maria.