ROBERTO
interpretado por Ramiro Ruiz Hernandez
Roberto, un titiritero de La Habana sueña con viajar a Noruega a un festival teatral. La idea se la dio Svensson, un agente teatral noruego, al que él había conocido hace dos años en Cuba durante una muestra.(Roberto, que antes había podido recoger éxitos con su público, actúa ahora en alejados parques al aire libre, donde apenas gana un poco de dinero. Esto no tenia comparación con su contrato anterior en un teatro del centro de La Habana) Pero desde el día que estando ebrio, robó dinero de la caja, estaba enemistado con Toni, el director del teatro. Roberto quería devolver el dinero, pero dada su escasez económica, no pudo lograrlo. Cada vez mas, se retira mas a su escenario secreto. Aquí desarrolla en forma oculta y con grandes ocurrencias e ingenio, escenas de títeres que nadie puede ver.
MARIA
interpretada por Olga Lidia Alfonso
María, una ex bailarina y actual mujer de Roberto, había sido conocida en Cuba antes. Ahora intenta ser una coreógrafa. Pero el éxito todavía no ha llegado. Mientras tanto debe mantenerse a flote como ayudante de vestuario en un cabaret. Algunas veces, alguien la reconoce en la calle y le habla de sus tiempos gloriosos. En cambio Roberto solo se interesa por el y sus marionetas y descuida a María. Por esta razón, tiene relaciones con otros hombres regularmente. Roberto no se da cuenta de nada. Y ella no quiere dejarlo a pesar de todo, en los tiempos duros, está siempre con él. María se preocupa mucho por el alcoholismo de Roberto y su creciente distanciamiento de los seres humanos. Obstáculos que a ella realmente no la ayudan, dada su difícil situación laboral.
LAS MARIONETAS
manipuladas por por Ramiro Ruiz Hernandez y Juan Junco Hidalgo
Hay cinco marionetas: El diablo, el mago, Roberto, María y la chica rubia. Roberto armó estas marionetas junto con Olga, su mujer ahora muerta. Hilaron sus propios cabellos y pintaron las marionetas con su sangre. De esta manera se creó un lazo indestructible que sigue existiendo aun después de la muerte de Olga. En las escenas mágicas que Roberto inventa con sus marionetas, la picara marioneta diablo le pone a la marioneta Roberto una serie de pruebas imposibles de resolver. A veces hace desaparecer su nombre en la arena, a veces le endosa palabras incorrectas. Al final Roberto siempre es el embaucado y pierde su alma o debe ingresar a la milicia. Cuando el diablo le da a la chica pelirroja un cuchillo con el que debe matar a Roberto, los cuchillos empiezan a pelear. Y el diablo asegura por ello: “Donde hay un cuchillo, hay siempre también un asesino”.